DISCURSO DEL PRIMER MINISTRO ABE EN EL 74º PERIODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS (24 DE SEPTIEMBRE DE 2019) [TRADUCCIÓN PROVISIONAL]
Discurso de Shinzo Abe, Primer Ministro de Japón, en el 74º Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas
24 de septiembre de 2019 [Traducción provisional]
Sr. Presidente, bajo su presidencia, las Naciones Unidas celebrarán el 75º aniversario de su creación.
Con este motivo, le pido que recuerde que mi país, Japón, respetando los principios de las Naciones Unidas, ha recorrido un camino que se ha mantenido firme, intentando siempre cumplir los objetivos de las Naciones Unidas.
Es absolutamente imprescindible llevar a cabo una reforma estructural de las Naciones Unidas, que cumplen ahora tres cuartos de siglo, y, en particular, del Consejo de Seguridad. Aspiramos a que dicha reforma se realice con prontitud.
Además, Japón presenta su candidatura a las elecciones de 2022. Deseamos ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad con el apoyo, una vez más, de un gran número de países, y realizar todos los esfuerzos para seguir avanzando en la consecución de los principios de las Naciones Unidas. Les pido su ferviente apoyo para este objetivo.
En Japón, un nuevo Emperador ha ascendido al trono imperial y próximamente, el 22 de octubre, se celebrará la ceremonia de proclamación de Su Majestad ante los asistentes tanto nacionales como internacionales.
Asistirán Jefes de Estado y de Gobierno y altos mandatarios de aproximadamente 200 naciones y organizaciones internacionales y no hay mayor alegría que recibir los buenos deseos que nos han transmitido para el inicio de la nueva era del Emperador. Los ciudadanos japoneses lo consideran una oportunidad sin precedentes y, una vez más, reflexionarán sobre el papel que Japón desempeña en el mundo.
En mi país, el periodo durante el cual una larga crisis económica provocó que los japoneses se encerraran en sí mismos es ya historia.
Hay fechas que hacen que tomemos conciencia de nuestros fuertes lazos con el mundo y que la gente mire hacia el exterior y hacia el futuro, como la Copa del Mundo de Rugby, en la que en este mismo momento se siguen disputando intensas competiciones; los Juegos Olímpicos y Paralímpicos que se celebrarán el año que viene en Tokio; y la Exposición Universal de 2025 que acogerá Osaka y su región circundante. Estas fechas ocupan un lugar destacado en el calendario de Japón como acontecimientos históricos.
Ustedes podrían decir que se ha formado así una nueva generación de japoneses, en la que se puede confiar y que está dispuesta a llevar a cabo los ideales de las Naciones Unidas,
Me gustaría que también tuvieran en mente la reunión que se celebrará en Japón el próximo mes de abril.
El 14º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, conocido como “el Congreso de las Naciones Unidas sobre el Delito” se celebrará en Kioto. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito celebra la reunión una vez cada cinco años.
En 1970, hace 50 años, Japón organizó esta misma reunión y fue el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre el Delito” que se celebró fuera de Europa. Kioto, en pleno florecimiento de los cerezos, dará la bienvenida, lo sé, a los expertos en materia de la aplicación de la Ley.
Lo que acabo de decir nos muestra cuál es el valor que Japón busca en su compromiso con el mundo, y es la educación, ya que el primer objetivo del país es fomentar el poder de los individuos, de cada uno de ellos.
Ésta ha sido y sigue siendo la esencia misma de la contribución de Japón al resto del mundo.
En relación con los expertos en materia de la aplicación de la Ley que se reunirán en Tokio la próxima primavera, Japón no se ha limitado a convocarles a una única reunión sino que ha buscado, desde hace tiempo, jugar su propio papel para seguir promoviendo esas reuniones.
Ya desde 1962, siendo su principal objetivo profundizar en el conocimiento de la prevención del Delito, Japón creó en Tokio el primer instituto de las Naciones Unidas especializado en este ámbito.
Este instituto, denominado el Instituto de las Naciones Unidas de Asia y el Lejano Oriente para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente, fue impulsado por el reputado criminólogo, ya fallecido, Norval Morris, que fue su primer director. A finales de septiembre de este año, habrá logrado tener un gran número de antiguos alumnos.
Un total de más de 5.900, incluidos, por ejemplo, 2.949 de Asia y 678 de África.
Malala Yousafzai estuvo en Tokio el pasado mes de marzo. Me miró fijamente a los ojos y dijo: “unos 100 millones de niñas carecen de las capacidades necesarias para tener un buen dominio de la tecnología moderna, ya que no reciben una educación mínima de 12 años”.
Dice que si todas las niñas completasen la educación secundaria, podrían aportar hasta 30 billones de dólares americanos a la economía global.
Invité a Malala a Japón, antes de la Cumbre del G-20 de Osaka que presidiría en junio, con la esperanza de poner de relieve políticas que empoderen a las mujeres y niñas.
Si las mujeres pudieran demostrar todo el potencial que tienen, el mundo brillaría mucho más. Pero esto es una verdad obvia, ¿no? En Japón, la tasa de participación laboral de las mujeres ha experimentado un crecimiento notable y estamos siendo testigos de ese hecho evidente a diario.
Estoy encantado de que fuéramos capaces de recoger lo que defiende Malala tanto en la Declaración de Líderes del G-20 como en otro documento final del Anexo.
Prometimos “promover una educación de calidad inclusiva para todas las niñas y mujeres”. Japón desea siempre liderar estos esfuerzos.
Ahora, permítanme hablarles de un caso en Tanzania.
Cuando cumplí 30 años, recuerdo a un maratoniano tanzano, Juma Ikangaa, que era muy competitivo cada vez que corría la maratón de Tokio.
Cuando regresó a Tanzania, el Sr. Ikangaa, que consideraba Japón como su segundo hogar, se convirtió en embajador de buena voluntad encargado de relaciones públicas en la oficina local de la JICA, Agencia de Cooperación Internacional del Gobierno de Japón.
Japón envió allí a una mujer llena de energía, que se llamaba Miwa Ito.
Los dos unieron sus fuerzas, la Sra Ito consiguió el patrocinio de 13 empresas japonesas y el Sr. Ikangaa buscaba niñas que pudieran ser olímpicas en el futuro.
Sus esfuerzos permitieron, finalmente, que se celebrara por primera vez una competición femenina de atletismo en Tanzania. Fue en noviembre de 2017.
Mil niñas que vivían en los alrededores y que iban a escuelas primarias y secundarias fueron invitadas como espectadoras. Pero no estaban allí sólo para ver la competición. Se les entregó material educativo para evitar embarazos adolescentes. Otro de los objetivos era que las niñas leyesen esos materiales.
En enero de 2016, gracias a los esfuerzos de un grupo de ciudadanos japoneses, se abrió una escuela secundaria para niñas llamada “Sakura” en Arusha, Tanzania, una región que los Masai y otros consideran su hogar y en la se puede contemplar, al este-noreste, la elevada cumbre del Monte Kilimanjaro.
La escuela es un internado para poder proporcionar una total seguridad y protección a sus alumnas. El número de alumnas ha pasado de 24, en el inicio, a 162, en la primavera pasada.
El Gobierno de Japón apoya financieramente a la escuela pero está gestionada por ONGs japonesas y locales.
Enseñan las materias CTIM – ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas- y cómo evitar embarazos no deseados.
Asimismo, tengo conocimiento de que en Camboya hay un empresario japonés que ha estado trabajando para mejorar la educación en ese país, un proyecto totalmente ideado por él.
En el marco de su iniciativa se envían a Camboya profesores japoneses, veteranos experimentados en matemáticas y ciencia. Allí forman a jóvenes, hombres y mujeres, que están preparándose para ser profesores. La iniciativa se llama “Profesores sin Fronteras”.
Considero muy gratificante comprobar que, en Japón, hay personas del sector privado que se dedican de esa forma voluntaria a la educación de los jóvenes y, en particular, de las niñas, tanto en Tanzania como en Camboya, sin motivación intrínseca alguna y sin buscar el reconocimiento de los demás.
En los próximos tres años, el Gobierno de Japón proporcionará educación de calidad a un mínimo de nueve millones de niños y jóvenes en países de África Subsahariana y de Asia.
Pretendemos ampliar la “enseñanza virtual” para los niños de las escuelas primarias en Sri Lanka y la enseñanza de matemáticas y ciencia basada en internet en Ruanda.
Pero debo decir que esas iniciativas se inspiraron en gran medida en los esfuerzos realizados por personas del sector privado.
Sr. Presidente, ésta es la séptima vez consecutiva que pronuncio un discurso en el debate general de la Asamblea General. A lo largo de estos años, he insistido siempre en la importancia de empoderar a las mujeres y a las niñas y en el valor de universalizar el acceso a la asistencia sanitaria.
Este año también he abordado estas dos cuestiones en reuniones separadas, en los márgenes de la Asamblea General.
Al mismo tiempo, quiero recalcar que la esencia del compromiso internacional de Japón puede encontrarse en el hecho de que valoramos seriamente la educación, como se puede apreciar en las contribuciones de Japón que acabo de mencionar. Japón aspira a ser una “potencia dinamizadora”, que fomente la capacidad humana.
Estoy llegando al final de mi intervención y destacaré brevemente tres puntos.
El primero es sobre Corea del Norte.
Japón apoya el enfoque adoptado por el Presidente Trump. El enfoque por el cual los dos líderes hablan entre ellos con franqueza y tratan de abordar los temas en cuestión con un futuro brillante por delante y que ha cambiado las dinámicas relativas a Corea del Norte.
Estoy decidido a reunirme personalmente con el Presidente Kim Jong-un, sin imponer condiciones.
El objetivo invariable de Japón es normalizar sus relaciones con Corea del Norte, mediante la resolución integral de los temas de preocupación pendientes con Corea del Norte, como los secuestros, la cuestión nuclear y de los misiles, así como dejar atrás un pasado desafortunado.
El segundo punto es que Japón comparte las preocupaciones relativas a la situación de Oriente Próximo.
El ataque a las instalaciones petroleras de Arabia Saudí fue un acto criminal extremadamente despreciable que mantiene como rehén al orden económico internacional.
Considero de gran valor las palabras que me dijo directamente el Líder Supremo de Irán, Jamenei: emitió una fatwa con tres negaciones relativas a las armas nucleares, en concreto “no poseerlas, no producirlas, no usarlas”, y ha garantizado la aplicación efectiva de dicha fatwa.
Esta mañana he mantenido asimismo una reunión con el Presidente Rohaní, la novena que celebramos.
Mi constante labor es hacer un llamamiento a Irán en su calidad de gran potencia para que actúe basándose en la sabiduría que proviene de su rica historia.
El tercer y último punto es que Japón hará uso de los marcos multilaterales y del globalismo para reducir las desigualdades, entre otras cosas.
Tras el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el Acuerdo de Asociación Económica entre la UE y Japón, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) está ahora lista para llegar a un acuerdo, con la contribución de Japón, que ha actuado como fuerza propulsora.
El mundo estará más conectado, lo que permitirá que más gente escape de la pobreza.
En los últimos años, he presidido, en tres ocasiones, las cumbres del G-7 y del G-20 así como la Conferencia Internacional de Tokio para el Desarrollo de África, o “TICAD”, demostrando repetidamente que los marcos multilaterales juegan, de hecho, el papel de niveladores.
En consecuencia, me gustaría que tuvieran presente que los términos “infraestructura de calidad” y “un Indo Pacífico libre y abierto” se han incorporado al léxico de la comunidad internacional.
La séptima edición de la TICAD, que se celebró a principios de este año, ha renacido como “la Nueva TICAD”.
Esto se debe a que, a partir de ahora, cuando se hable de África se debería contar, por todos los medios, una historia de inversión y crecimiento.
De hecho, el Foro Empresarial que se celebró al mismo tiempo que la Conferencia TICAD estaba abarrotado de apasionados empresarios y empresarias de África y Japón que demostraron un enorme entusiasmo. Salí del Foro con la sensación de que se están materializando rápidamente nuevas propuestas de inversión y nuevos proyectos.
Los cambios que se producen en África nos animan. De hecho, el mundo cambia. Somos capaces de cambiarlo con nuestros esfuerzos. Y esa confianza debe reafirmarse aquí, ahora, en este gran salón de la Asamblea. Con esto, termino mi intervención.
Muchas gracias.